En eventos masivos, discotecas, clubes nocturnos o centros VIP, es cada vez más común ver a personas intentando entrar sin autorización. ¿Cómo lo hacen? Algunos usan el carnet de identidad de un amigo, otros se cuelan de una zona general al área VIP cuando el guardia se distrae. En situaciones más extremas, incluso se han registrado “turbazos”, donde grupos de personas ingresan a la fuerza aprovechando aglomeraciones o momentos de caos.

Este fenómeno, lejos de ser anecdótico, se ha vuelto un dolor de cabeza para los organizadores y administradores. Tal como informó recientemente Emol, recintos exclusivos en Santiago y otras ciudades han reportado una creciente preocupación por este tipo de prácticas. Lo que antes era un problema menor, hoy pone en riesgo la seguridad, el orden y la experiencia de los asistentes.

El salto al control de acceso automatizado
Ante este escenario, muchos recintos están optando por dejar atrás los controles manuales y credenciales físicas, migrando hacia sistemas automatizados de control de acceso, como los que ofrece ControlPass.

Estas soluciones permiten:

• Identificar en tiempo real a quienes ingresan, asegurando que solo lo hagan quienes están autorizados.
• Evitar suplantaciones, gracias a tecnologías como la validación por QR, lectores de cédula o incluso biometría.
• Restringir el paso entre zonas, impidiendo que una persona con entrada general acceda, por ejemplo, al sector VIP o backstage.
• Crear invitaciones digitales con QR único, intransferibles y con tiempo de validez limitado.
• Controlar accesos por zonas, lo que impide que un invitado se pase de un área común a una restringida.
• Monitorear en tiempo real quién entró, cuándo y a qué zona específica del recinto.

Con los niveles actuales de asistencia en eventos y la presión por entregar experiencias exclusivas y seguras, no basta con tener un guardia en la puerta. Se necesita automatización, trazabilidad y control inteligente de zonas internas.

Los sistemas como ControlPass no solo evitan colados, también mejoran la experiencia de los verdaderos invitados: menos filas, menos conflictos en accesos y una sensación de mayor orden y seguridad.